lunes, 6 de septiembre de 2010

El tiempo la real ficción



El futuro nunca llega. El futuro es una ficción que creamos para proyectar la vida que quisiéramos tener. El pasado no se ha ido. Permanece hecho parte de nosotros. Constituido en frágil memoria. Somos el niño y el joven que fuimos, somos el mismo ser que ha cambiado tan sólo su piel de serpiente, dejándola en el camino de los sueños. Somos, hasta el polvo, un eterno ahora.

No podemos quejarnos de nuestra suerte de estar ahora en el mundo. Una larga cadena de posibilidades nos lo permitieron. Esa ilusión del tiempo nos da la impresión que avanzamos por un camino recto. Pero es una senda que va ascendiendo o descendiendo en círculos según nuestra percepción de movimiento temporal. A veces creemos pasar por los mismos lugares y situaciones. Pero siempre estaremos una vuelta arriba o abajo en ese recorrido.

El ahora que existe puede quedar paralizado, aparentemente, a través de diversos elementos que capturan ese momento. Embalsamándolo, casi. Una foto, una película, un escrito, hacen ese papel. Esto que lees ahora parece un trozo del pasado puesto en el presente. Porque lo escribí antes que lo leyeras. Pero es simplemente el presente, extendido desde el pasado. Una voz que te habla desde antes que tú supieras que te iba a decir algo. Pero es presente, ahora.

Mientras lees esto, para mí, ese tiempo inexistente aún dónde lo lees o donde yo mismo lo releeré, es el futuro al que tengo acceso sólo por esta vía. Pero es nuevamente presente. Viajo en el tiempo hasta el futuro desde estas aparentemente inmóviles palabras. Y al llegar a ese porvenir, que sigue proyectándose mientras duren estas grafías en su espacio de existencia, seguirá siendo presente. No hay forma de escapar del ahora.

El sueño, tal vez es el único momento en el que nos evadimos, por necesidad, de un presente y viajamos a un mundo interior atemporal a intercambiar símbolos. Casi nunca traemos los significados de vuelta a la vigilia. Si lo hiciésemos el presente que viviríamos tendría mayor sentido. Pero los sueños a veces son inextricables. Y tal vez deban permanecer en ese misterio, operando sólo en nuestra interioridad como un momento de descanso del ahora.

Cargamos con todo lo que fuimos y con lo que seremos. Tal vez habremos dejado pedazos en el camino. Sobre todo nuestra memoria disuelta en el transitar, nuestra piel, nuestros sueños y esperanzas. Pero todos esos elementos se renuevan ante el nuevo día. Somos lo que fuimos y seremos en este eterno ahora, hasta que el viento sople nuestras cenizas.


1 comentario:

Elizabeth dijo...

" Ya somos el olvido que seremos "...¿ Recuerdas?
Excelente y muy profunda tu reflexión J G.