domingo, 26 de octubre de 2008

Día 34


De nuevo leo el blog Inteligencia y unas frases despiertan mi atención y la consecuente reflexión:

Lo que hoy es un obstáculo, mañana es una oportunidad. Tras la devastación viene la reparación. Tras el problema viene la solución. Tras la duda viene la certidumbre.

En los períodos de crisis es un buen momento para deshacerse de todo lo que ya no nos sirve: actitudes, conductas, creencias, procesos, relaciones… ¿Qué actitudes ya no te sirven? ¿Qué nuevas actitudes serían más provechosas en este momento de tu vida?

Atravieso un período de crisis en el que se hace necesario que cambie algunas de mis viejas actitudes.

Hasta ahora he esperado que las cosas pasen. Desde ahora me propongo a hacer que las cosas sucedan. Reconozco que he tenido experiencias exitosas en ese sentido, tan sólo que no las había aplicado al contexto donde se produce la crisis actual.

Me había acostumbrado a tener lo que tenía y a creer que el tiempo es eterno, como una excusa para no actuar en este momento. No supe cómo aprovechar la oportunidad de vivir por largo tiempo en un sitio.

Me pasó así en mi casa de la infancia. Veintiocho años en la eternidad. Sabía que algún día tendría que dejarla. Vi que el tiempo se venía encima como los viejos techos de esa casa y nada, dejé pasar las señales. Observé con antelación lo inevitable de mi salida. Mas no intenté nada constructivo. Únicamente me conformé con reaccionar ante los hechos.

Los plazos se vencen y advierten claramente que si uno no atiende a esas señales se le complicará la decisión final. Ésta la tomará otra persona.

Pasé algunos sofocones y obtuve una nueva ubicación en otra vivienda. Tampoco propia. No me propuse comprar algo en ese momento. Lo creí imposible y así fue sólo porque no lo hice. No porque no pudiera realmente. Iba a ser difícil pero posible.

Ahora he vuelto a dejar que pase el tiempo de las señales. Se me presentó un plazo que no puedo evadir. Y también comencé a pensar en lo difícil de adquirir una vivienda digna. Toda una repetición.

Debo cambiar mi actitud si quiero cambiar los resultados. De pronto, con mi actitud de siempre, puedo resolver lo inmediato. Pero no cambiar lo sustancial. Nuevamente la primera oportunidad es el cambiar la actitud.

Si dejo que los acontecimientos me vengan encima, lo mínimo que me va a pasar es salir atropellado por ellos. Sabiendo que se enciman me adelantaré a decidir por mi cuenta qué es lo que quiero realmente.

Pienso que esta es la oportunidad de adquirir una vivienda tal como la quiero. Las excusas las dejo para los excusados, para los que no intentarán nada en la vida. Sino sólo la disposición de los desechos.

Es el momento de mudarme, a pesar de la crisis. Más aún, la crisis es una oportunidad para ese cambio.

Puedo presentar miles de excusas para postergar mi decisión. Ninguna me servirá para crecer o para alcanzar mi objetivo.

Adquiriré la vivienda sólo si empiezo a observar las oportunidades que existen para ello. Concentrándome en las no-oportunidades obtendré sólo dilaciones. Moveré las oportunidades a mi favor. La primera será cambiar mi actitud, que no es poca cosa. De ello depende en gran medida lo de la vivienda. No sé si de inmediato, pero eso se resolverá.

Necesito algunos presupuestos para obtener esa vivienda que deseo. No me refiero a presupuestos numéricos sino a maneras de observar la realidad. Una de esos pre-supuestos es la determinación de obtener lo que resolverá el problema. Un cambio en mi actitud.

Voy a parecer optimista. Incluso, me siento un poco ridículo por ser tan abiertamente positivo y decirlo. Pero lo expresaré: Tengo la certeza de lo que quiero. Igualmente me siento emocionalmente preparado para afrontar el reto como una actividad constructiva.

El momento de empezar es ahora. Aunque sea domingo. Algo concreto para mi logro puedo hacer hoy. Y lo estoy haciendo.


1 comentario:

Milagro Haack dijo...

Buen día José Gregorio.
No creas que no te he leído, he leído todos tus días, pero ayer 35 las imágenes me envolvieron, como estar en el balcón del apartamento de mi hija. Caracas en la tarde da unos cielos maravillosos, como Valencia, son distintos pero ese cromático Gerbasi lo sostuvo en sus manos. Bien, hoy te puedo contar como paralelo que las lluvias se están yendo de a poco por la ciudad, la luz escasea pero aún respira como todo lo demás y eso es algo "respira". El estar vivo dentro y fuera de las circunstancias, como dicen, mirar los toros desde lejos aunque sean de uno, se puede visualizar o encontrar en el detalle, soluciones creativas, quizás más geniales por eso la mente es mente, para volver a empezar o esa reorganización que tanto bien le hace a uno.
Ayer fue un día mágico, vinieron los pájaros al patio de esta casa, tenían buen tiempo que no hacían su escándalo allí, (quizás tenía tiempo que no paraba de llover y mi centro era la lluvia y ellos seguro que estaban), asimismo, uno en particular con su pecho amarillo y su cara pintada como los aborígenes me recordó la herencia de sangre, la que por subsuelo siento. Por otro lado pensando en un escrito que debí terminar ayer, se vio, interrumpido por otra imagen, de otras épocas, un caballo blanco estaba caminando por la calle de esta casa, los vecinos, que callados estaban, salieron a ahuyentar al caballo, me dije desde la ventana es blanco, mientras se detuvo en el frente de la casa. En ese instante me fui con él de la casa, me dije es hora... Lo mágico, es que estoy entre el cuento y sé que nadie me creerá que este domingo me hablaron los entes de la naturaleza, como Enriqueta Arvelo habló con el viento. Estar cerca, eso pienso, como tu de vivir en otro espacio y llevarlo con buenos piensos…

Un abrazo
Siempre Milagro