miércoles, 19 de noviembre de 2008

Día 10


Comienza la cuenta regresiva para el lanzamiento. Espero que no sea del apartamento donde habitamos. Aunque esa fue la intención que animo esta larga cuenta de días.

En diez días se termina el lapso. Pero comienzan otras posibilidades. Diez días son bastantes o muy pocos. Si se trata de Moisés, por ejemplo, fue suficiente para resumir la Ley. Por el contrario, para los segundos que resta a la ignición de una nave, son un breve lapso de espera solamente.

En diez días mucho se puede hacer. Sin no se hace algo concreto, al menos podemos hacer abstracción y sacar conclusiones valederas para la acción posterior.

En diez días no se acaba la vida. Al menos eso espero. Son diez alientos, diez hálitos de posibilidad, diez luces que se encienden.

Al final llegará el día cero. Pero en ese momento comienza otro ciclo. Sea como sea el desenlace, algo nuevo ocurrirá. Algo bueno para los que estamos metidos en esto. Incluso para ti, que me has acompañado y me acompañas en esta cuenta reregresiva final.

Soy puro optimismo. Aún me falta mucho por hacer. Aunque los días se acorten y lleguen a su término no solo intentaré que ocurra lo mejor sino que haré que suceda.

Estoy con la tensión del corredor que está por partir, disparado por la misma pistola que indica la señal de arranque. Como el astronauta o cosmonauta que aguarda la presión inevitable que se le vendrá encima para poder desprenderse del peso gravitatorio.

Dejaré la gravedad y flotaré en el espacio. Tal vez en un nuevo espacio como me corresponde.

Acaso realizaré todo ello escribiendo. Construyendo con palabras una realidad. Pero ese es mi destino. Utilizar la palabra para hacer realidades o ficciones creíbles.

Diez días son suficientes para cambiar el mundo, como dijo alguien. Vamos a probarlo. Acompáñame.

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