domingo, 23 de noviembre de 2008

Día 6


En seis días Dios creo todo lo que existe, según expresa la tradición bíblica. Tal vez en estos seis días que faltan podamos crear una vivienda digna, justa y apropiada. Es más económico que el mundo y menos solemne. Pero en un solo día también se puede derrumbar todo lo existente.

Luchamos entre el todo y la nada. Por ello la pieza del dominó máxima es el doble seis, la expresión suprema numérica, creadora de trancas memorables alivio para quienes la colocan en el juego sin reservársela para la cuenta en contra. La piedra de salida o primera piedra en la construcción del juego.

Estamos en una especie de juego. Cada contendor pone su piedra. Obramos en equipos enfrentados. Y completamos un ciclo en ese enfrentamiento matemático.

Las matemáticas no engañan. Pronto el cero cerrará el círculo. Sin embargo, aún no sabemos qué puede pasar.

Lo que creemos seguro, en un segundo deja de ser posible y aquello que creemos imposible se visualiza como factible y se hace realidad. Los extremos cambian de polo. En otras ocasiones acaece lo que parece va a pasar. Pero ello como no es sorpresivo, pasa por irrelevante. Alguien cumple su sentencia en el tiempo justo, alguien llega puntual a una cita…

Algunos proponen una optimista teoría que encierra al número seis y que uniría a toda la humanidad en un sinnúmero de combinaciones. La teoría de los Seis Grados de Separación intenta probar que “el mundo es un pañuelo”, o lo que es lo mismo, que cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces). Se basa en que el número de conocidos crece exponencialmente con cada eslabón de la cadena, y solamente hacen falta unos pocos eslabones para que ese grupo de conocidos englobe a toda la humanidad. (El Kortxo)

Todos conectados tendríamos una fuerza que todo lo alcanza. Para ello lanzo mis palabra al aire electrónico, sin importar que mis visitantes asiduos sean solo seis. Más de un millar de visitas tendría suficiente fuerza para cambiar el panorama inicial. Creo que ha servido para ello. Al menos sé que todo cambia.

Seis es un número de unión y trabajo. Sin embargo para mí este día 6 ha sido de descanso. Extraña paradoja. Ha de ser porque tomo una pausa antes que pasen estos seis días finales de mi historia. No de la Historia ni de mi vida, sino de este relato de mi acontecer diario compartido contigo.

Después proseguirá la vida. Con toda seguridad. Pero algo debe haber cambiado. Un sitio, una actitud, una persona. Por ello, en las seis cuerdas de la guitarra se desgranará cualquier melodía completa. El seis dará paso al todo de una pieza magistral, tal vez el Concierto de Aranjuez de Rodrigo, exaltando la vida que vence el silencio sepulcral y la oscuridad eterna.

No hay comentarios.: