lunes, 3 de noviembre de 2008

Día 26


A veces me pregunto si esto que hago sirve para algo. Si esta voz que clama en el desierto o mejor en la nube virtual, cumple su objetivo. Confieso que después de formulada me parece una pregunta retórica, puesto que me apresuro a contestar afirmativamente mucho antes de terminar la expresión dubitativa. Pero de todas maneras me sirve para reflexionar sobre el alcance de esto que estoy haciendo.

En los momentos de oscuridad uno cree distante la luz. Pero indefectiblemente ella llega. Pasado el ciclo nocturno aparece el sol. Pasa la lluvia y viene, si no el sol, la calma. Pasada la sequía viene la lluvia. Los ciclos son algo natural a lo que deberíamos estar acostumbrados. Pero perdimos ese sentido al abandonar el instinto en pro del razonamiento. Es hora que el razonamiento empiece a utilizar la información instintiva, a usar incluso una capacidad superior que reúne lo mejor del instinto y la razón, eso que llamamos intuición.

Y la intuición guía como una brújula interna hacia donde queramos ir, hacia nuestros objetivos. La intuición orienta. Falta nada más poner en marcha el motor, encender la voluntad.

Hasta aquí, todo parece indicar, no diríamos un optimismo, sino un nuevo realismo optimista. Sin embargo, las realizaciones se topan con las dificultades cada vez que emprendemos el camino. Los problemas están allí, más que en el camino propiamente, en nuestra propia forma de afrontarlo.

Si queremos ir en línea recta por un camino sinuoso, probablemente nos encontremos con barrancos. Uno elige la forma de ir. Dependerá de la flexibilidad en el avance el que nos topemos con dificultades mayores. ,

En ocasiones simplemente no hay paso por el camino que escogemos. Entonces sopesamos todo lo que hemos recorrido y nos empeñamos, muy a menudo en continuar por allí mismo. Generalmente perdemos más tiempo y oportunidades con esta tozuda actitud. Cuando la solución es simple, voltear la página, buscar otro camino. Es incluso necesario, en ciertos momentos, devolverse y reemprender un nuevo rumbo.

Pero volvamos a la pregunta inicial para responderla raudamente. Si esto que escribo me sirve a mí, ya estoy justificando su existencia, aunque sea solo un ejercicio individual.

Pero yendo más allá, esto que escribo aquí, en silencio, te llega a tu vista y te hace pensar. Entonces, si alcanza a una sola persona ya cumplió su objetivo. Puede acercarse a muchas. No lo sabemos. Sólo sé que te toca a ti. A tu entendimiento y emoción. Y ello es suficiente para que estas palabras existan y se vuelvan un eco insistente en la inmensidad de la nube y la noche del ciberespacio.


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